Una magnífica excursión por la Salève, situada en Francia a dos pasos del centro de la ciudad, que no sólo ofrece algunas de las mejores vistas de la cuenca del río Lemán, sino que también depara muchas sorpresas, tanto desde el punto de vista histórico como natural.
En la subida, la caminata comienza cerca del Arve, río cuyo nacimiento se encuentra en el macizo del Mont Blanc. A poca distancia, la ruta pasa por la aldea de Sierne. La aldea merece una visita, con su colección de edificios agrícolas y mansiones del siglo XVII que le transportarán en el tiempo. Tras una breve incursión en Francia por un sendero que ofrece magníficas vistas de la Salève, llegamos a Veyrier, un encantador pueblo fronterizo. Después de un último paso fronterizo, llegamos al bosque al pie del Salève. Ahora es el momento de subir al monte apodado "monte ginebrino", aunque se encuentra íntegramente en Francia.
En los acantilados, el camino sigue una escalera excavada en la roca que data del siglo XIV. Ésta conectaba la Salève con Ginebra antes de la llegada de un ferrocarril de cremallera a finales del siglo XIX, que funcionó hasta mediados de la década de 1930. Lo que queda de la infraestructura ferroviaria es un túnel que atraviesa nuestro camino. Una larga serie de escalones erosionados conduce a Monnetier, un bonito pueblo situado en el valle entre el Petit y el Grand Salève.
Pero la ruta no termina ahí, y aún quedan unos cientos de metros por subir. El sendero sigue subiendo por el hayedo, ofreciendo bellas vistas. Prados que recuerdan a los del Jura, cordillera a la que pertenece el Salève, anuncian finalmente la llegada al destino de la ruta: la estación superior del teleférico del Salève.
A casi 1.100 m de altitud, la estación ofrece una vista impresionante de toda la región de Ginebra. Desde allí arriba, podrá contemplar los elementos emblemáticos del paisaje ginebrino, como el puerto, el jet d'eau, los ríos Ródano y Arve y los famosos edificios de Lignon. Sin olvidar toda la cadena montañosa del Jura. El teleférico de Salève, cuya estación superior está catalogada como monumento histórico por su arquitectura única, le llevará de vuelta a Veyrier.
En la subida, la caminata comienza cerca del Arve, río cuyo nacimiento se encuentra en el macizo del Mont Blanc. A poca distancia, la ruta pasa por la aldea de Sierne. La aldea merece una visita, con su colección de edificios agrícolas y mansiones del siglo XVII que le transportarán en el tiempo. Tras una breve incursión en Francia por un sendero que ofrece magníficas vistas de la Salève, llegamos a Veyrier, un encantador pueblo fronterizo. Después de un último paso fronterizo, llegamos al bosque al pie del Salève. Ahora es el momento de subir al monte apodado "monte ginebrino", aunque se encuentra íntegramente en Francia.
En los acantilados, el camino sigue una escalera excavada en la roca que data del siglo XIV. Ésta conectaba la Salève con Ginebra antes de la llegada de un ferrocarril de cremallera a finales del siglo XIX, que funcionó hasta mediados de la década de 1930. Lo que queda de la infraestructura ferroviaria es un túnel que atraviesa nuestro camino. Una larga serie de escalones erosionados conduce a Monnetier, un bonito pueblo situado en el valle entre el Petit y el Grand Salève.
Pero la ruta no termina ahí, y aún quedan unos cientos de metros por subir. El sendero sigue subiendo por el hayedo, ofreciendo bellas vistas. Prados que recuerdan a los del Jura, cordillera a la que pertenece el Salève, anuncian finalmente la llegada al destino de la ruta: la estación superior del teleférico del Salève.
A casi 1.100 m de altitud, la estación ofrece una vista impresionante de toda la región de Ginebra. Desde allí arriba, podrá contemplar los elementos emblemáticos del paisaje ginebrino, como el puerto, el jet d'eau, los ríos Ródano y Arve y los famosos edificios de Lignon. Sin olvidar toda la cadena montañosa del Jura. El teleférico de Salève, cuya estación superior está catalogada como monumento histórico por su arquitectura única, le llevará de vuelta a Veyrier.
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